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Cáncer de Esófago

En la mayoría de los casos se diagnostica en estadios avanzados. Es por eso que es importante consultar con un médico ante cualquier molestia para intentar diagnosticarlo precozmente y prevenirlo

¿Cuáles son las causas que lo producen?

El cáncer de esófago se produce por el crecimiento descontrolado de las células de la capa más interna originando una masa o úlcera que crece profundizando en las distintas capas del esófago.

Existen dos tipos de tumores: 

  • Carcinoma epidermoide o escamoso: generalmente se localiza en la parte media y alta del esófago.
  • Adenocarcinoma: aparece predominantemente en la parte inferior del esófago y el factor predisponente más importante es el «Esófago de Barrett».

Hay que destacar de forma independiente el consumo elevado de alcohol y tabaco, apreciándose una manera multiplicativa cuando se unen los dos factores.

Existen lesiones esofágicas que se consideran precancerosas como pueden ser la esofagitis caústica, el esófago de Barrett, la acalasia o el síndrome de Plummer-Vinson (disfagia sideropénica).

El esófago de Barret es el factor predisponente más importe y se relaciona con historia clínica de reflujo gastroesofágico y hernia hiatal de larga evolución.

¿Cuáles son los síntomas asociados?

Desafortunadamente, el cáncer de esófago no causa síntomas hasta una fase más avanzada. En esta situación, el síntoma fundamental es la dificultad para la deglución o sensación de detención de alimento al tragar, también conocido como disfagia. Esta dificultad está provocada por la obstrucción del esófago por el tumor. Generalmente, comienza para alimentos sólidos y paulatinamente va ampliándose teniendo mayor dificultad para líquidos. Si la evolución de la masa continua puede llegar hasta la obstrucción completa del esófago con imposibilidad total para la deglución. 

Otros síntomas habituales son: regurgitación, alteraciones de la voz, dolor en el pecho, pérdida de peso de causa injustificada, vómitos.

Los síntomas más habituales son:

  • Dificultad para la deglución.
  • Disfagia.
  • Regurgitación.
  • Alteraciones de la voz.
  • Pérdida de peso.

La incidencia del cáncer de esófago se sitúa entre los diez cánceres más frecuentes en el mundo, pero presenta grandes variaciones geográfica.  

Asia y África Central y del Sur son áreas de alta frecuencia (más de 100 casos por 100.000 habitantes/año). En Europa las tasas más altas de incidencia se presentan en Rusia, Francia, Reino Unido e Irlanda. España se encuentra, respecto al resto de Europa, en un término medio de incidencia (aproximadamente 8/100.000 hombres y 1/100.000 mujeres).

Según el informe de SEOM, la incidencia de cáncer de esófago en España es de 2358 casos suponiendo el 0.95% de todos los cánceres diagnosticados en un año. Ocupa el decimoctavo lugar de frecuencia en varones y el vigésimo tercero en mujeres. 

Para llegar al diagnóstico de cáncer de esófago, previo a realizar cualquier prueba invasiva, se debe llevar a cabo una exhaustiva historia clínica y una adecuada exploración física.

Si se tiene sospecha de la presencia de un tumor de esófago, el método principal de diagnóstico es la esofagogastroscopia. Esta exploración permite la obtención de imágenes directas de la causa de obstrucción, la localización exacta y obtener muestras para confirmar el diagnóstico mediante una biopsia.

Una vez confirmado el diagnóstico, hay que estudiar la extensión de la enfermedad con el fin de valorar el tratamiento más oportuno. Algunas de las pruebas más habituales utilizadas para completar el estudio son el: 

  • TAC torácico-abdomino-pélvico
  • PET Estadiaje
  • Broncoscopia

El pronóstico de los tumores de esófago depende de muchos factores, entre los que se encuentran el estadio al diagnóstico y las características histológicas de la enfermedad, hay otros factores que también se deben considerar como son la localización, extensión y grado de diferenciación del tumor primario, datos histopatológicos como son la invasión vasculolinfática, la presencia de tumor residual viable tras un tratamiento preoperatorio, el margen en la pieza de resección quirúrgica, la extensión de células tumorales más allá de la cápsula del ganglio linfático, y la expresión o amplificación de receptores en el tumor primario (HER2 en adenocarcinoma).

Además, influye el estado general y nutricional del paciente, así como la cirugía y el carácter multidisciplinar del tratamiento. No obstante, a pesar de que hay que tener en cuenta todos los factores mencionados previamente, ha de considerarse que tiene un pronóstico ominoso con una tasa de supervivencia a cinco años en tumores localizados inferior al 50 %

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