Intestino Irritable

El «Síndrome del Intestino Irritable» (SII), es uno de los trastornos funcionales digestivos más prevalentes en el mundo occidental, afectando a entre 6 y 12% de la población europea.

¿Qué es el SII?

El Síndrome del Intestino Irritable (SII) El SII se caracteriza por la presencia de dolor y/o disconfort abdominal asociado a una alteración del ritmo intestinal, con un curso recurrente durante un largo periodo de tiempo. Es un síndrome de curso benigno pero puede causar una importante disminución de la calidad de vida para el paciente.

No existen alteraciones radiológicas, endoscópicas o histológicas objetivables, ni tampoco marcadores biológicos que lo definan. Por tanto, su diagnóstico se basa en el criterio clínico tras la exclusión de otros procesos que pueden provocar síntomas similares

La causa del SII no se conoce y como en otros trastornos funcionales digestivos los mecanismos implicados parecen residir en alteraciones de la motilidad y sensibilidad visceral, en relación a desencadenantes como una infección gastrointestinal previa o cambios en la flora intestinal, de tipo alimentario (comidas copiosas, edulcorantes alimentarios, determinados tipos de alimentos, medicamentos o productos de herboristeria), así como de la esfera psicológica, en cuanto trastornos del ánimo, la ansiedad y el estrés de todo tipo se observan marcadamente asociados a la aparición de este trastorno digestivo. En pacientes con trastornos funcionales digestivos se ha evidenciado un cambio entre la intensidad del estímulo y la percepción del mismo, con un cambio en la motilidad como respuesta, lo que conformaría una hipersensibilidad visceral.

Dado que la causa y los mecanismos de su aparición son no bien conocidos, existen diferentes tratamientos que se aplican, para paliar los síntomas que presentan los pacientes, pueden ser de eficacia limitada.

A continuación se exponen las principales terapias utilizadas en el SSI, exponiendo la base de su utilización como la evidencia científica existente de su beneficio en el tratamiento de la enfermedad.

Dieta, fibra y modificaciones dietéticas

La ingesta de diferentes alimentos es uno de los más comunes precipitantes de síntomas digestivos en pacientes con SII, y que, generalmente, identifican como alergias o intolerancias alimentarias. Únicamente entre 1 al 3% de los adultos en el mundo occidental presentan alergias alimentarias y entre el 11 al 27% se pueden identificar intolerancias alimentarias con la toma de alimentos en ensayos con doble ciego (paciente e investigador no saben qué intervención se está realizando sobre el paciente), por tanto de forma fiable. 

En cuanto a una correcta ingesta de fibra con la dieta está demostrado que regula y mejora el ritmo intestinal, particularmente en pacientes con SII tipo estreñimiento, su uso en esta indicación no tiene una evidencia científica fuerte. Además, si bien el aumento de fibra soluble (Inulina, gomas, pectinas y fructooligosacáridos; presentes en legumbres, cereales como avena o cebada y en diversas frutas) es beneficioso desde el punto de vista cardiovascular (regulación de la absorción de grasas y azúcares con mejoría del control de los niveles de colesterol y glucosa en sangre) puede amentar también la sensación de hinchazón y pesadez tras comer, por su fermentación a nivel de colon y poseer efecto osmótico, atraen agua a la luz intestinal.

Modificación de la flora intestinal

La toma de alimentos que estimulan el crecimiento y actividad de flora intestinal beneficiosa (preparados prebióticos) o preparados que contienen bacterias de la flora intestinal que promueven efectos beneficiosos sobre la salud (probióticos) pueden mejorar el control de los síntomas en el SII. Si bien, en la actualidad, todavía no existe evidencia fuerte de su beneficio ni de qué tipo de especie o preparados son más indicados sobre los síntomas del paciente.

También existe evidencia favorable de la indicación de antibióticos de acción preferentemente intestinal, por su pobre absorción, como la rifaximina, de la que existen estudios publicados de su beneficio principalmente en pacientes con SII tipo diarrea.

Tratamientos específicos

  • Agentes serotoninérgicos: se han desarrollado diferentes fármacos que actúan a nivel de la serotonina que tiene un papel fundamental en los mecanismos de secreción, motilidad y sensibilidad a nivel gastrointestinal. Si bien, en el momento actual no existen aprobados en el mercado europeo tanto agonistas de la 5-HT4 como de antagonistas de la 5-HT3 para su uso en el SII, en cuanto varios de ellos tras su introducción fueron retirados por efectos secundarios o muy limitados en su uso.
  • Agentes prosecretores: Linaclotida – en el año 2012 se aprobó en Europa, y recientemente ya disponible en el mercado español (Ver enlace adjunto a noticias), el uso de la linaclotida en el SII tipo estreñimiento moderado o grave (que no responde a las terapias previamente comentadas). Este fármaco, que es agonista del receptor tipo-C de la guanilato ciclasa con una doble acción, estimular la secreción intestinal y modulador del dolor visceral, ha demostrado ser eficaz en ensayos clínicos en el tratamiento global del SII tipo estreñimiento. También en Estados Unidos tiene la aprobación para el tratamiento del estreñimiento crónico funcional. Si bien en Europa no se puede usar en esta indicación, en la clínica habitual puede ser a veces difícil diferenciar ambos síndromes. La lubiprostona otro fármaco de este grupo no está comercializado en Europa.

Finalmente comentar que el uso de estos fármacos, combinados o no, le serán indicados por su médico en el tratamiento de sus síntomas, y de la información que el paciente transmita a su médico sobre su efectividad, dependerá conseguir un mayor o menor control de sus síntomas, con su ajuste o cambio de grupo terapéutico.

El conocimiento del síndrome y la colaboración en su tratamiento por parte del paciente es el primer paso y fundamental en la terapia del SII.

Se usan desde hace mucho tiempo para aliviar el dolor tipo «retortijón» o de «espasmos» intestinales, y que además pueden también ayudar al control del ritmo intestinal en pacientes con SII tipo diarrea. Su evidencia científica, en cuanto a estudios bien diseñados y controlados, es limitada, y pueden tener efectos secundarios de tipo anticolinérgico (sequedad de boca, visión borrosa o mareo.

El principal ejemplo es la loperamida, antidiarreico de efectividad clínica evidente, pero para el que no existen estudios de calidad que evidencien su beneficio en el control global de los síntomas del SII.

Su administración proviene de dos indicaciones, la primera por síntomas o síndromes de ansiedad y depresión que habitualmente coexisten, y la segunda por su efecto nociceptivo (control del dolor de tipo visceral). Tanto antidepresivos tricíclicos como inhibidores de la recaptación de la serotonina tienen indicación en el SII con estudios que avalan su eficacia, si bien pueden producir efectos secundarios añadidos.

Diferentes tipos de intervenciones psicológicas como terapias cognitivo conductuales o hipnoterapia, entre otras, han sido probadas en el SII y demostrada su eficacia, si bien serían dependientes de su administración por terapeutas especializados en el tratamiento de este tipo de patología.

Su uso fundamentalmente viene del tratamiento del estreñimiento que puede estar asociado al SII, y si bien son eficaces en el tratamiento de este síntoma, no han demostrado una eficacia más allá o global en el SII.

Documentos

Recomendaciones dietéticas para el SII y la dispepsia

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