Si te han diagnosticado malabsorción de lactosa pero no tienes síntomas, no es necesario ningún tratamiento. En cambio, si tienes síntomas de intolerancia hay que ajustar la ingesta de leche y derivados hasta alcanzar el control de los síntomas.
La finalidad del tratamiento es disminuir la llegada de lactosa no digerida al colon, y su duración será permanente en las formas primarias, y temporal en las formas secundarias a alguna enfermedad intestinal.
El tratamiento de la intolerancia a la lactosa consiste en la reducción de la ingesta de lactosa hasta cantidades que no provoquen síntomas. Esta medida puede complementarse con otras como la toma de lactasa exógena o la toma de lácteos modificados sin lactosa.
No suele ser necesaria la exclusión completa de la lactosa puesto que la mayoría de pacientes con malabsorción de lactosa pueden tolerar hasta 10 gr de lactosa en una toma.
En la dieta baja en lactosa hay que contemplar el consumo oculto de lactosa, por ejemplo por la toma de medicamentos. Uno de cada cinco medicamentos contienen lactosa en su excipiente por lo que las personas polimedicadas podrían tener problemas de tolerancia.
Los lácteos son la principal fuente de calcio por lo que si se sigue una dieta pobre en lactosa hay que mantener los requerimientos de calcio. Para ello se puede seguir una dieta con lácteos sin lactosa o con suplementos de alimentos no lácteos ricos en calcio como sardinas en aceite, frutos secos, garbanzos, berberechos, espinacas, etc.